Hoy dia el correo ya solo trae facturas y publicidad, pero aun a veces, hay seres especiales como mi amiga Belén que te alegran el día con una tarjeta navideña y te recuerdan esa maravillosa sensación que te hace pensar-alguien se ha acordado de mi, ha escrito, ha comprado un sobre , ha ido a correos ha comprado un sello y ha enviado una carta solo para mi- con la magia que implica que dos días atrás y sin que tu supieras nada alguien estuviese encadenando todas estas acciones para hacerte un poquito más feliz. ¿No es maravilloso?
Y sin hablar de algunas cartas encontradas de gente que ya no está con nosotros, que maravilla, emocionante y triste al final. Nunca he entendido mucho eso de que la gente no muere si no que vive en nuestros corazones, hasta que ayer encontré cartas de mi abuelo, escritas por él, quejandose de que mi abuela no le deja sitio en las postales,y contandome cosas de su veraneo, o de mi tia Chari que me cuenta cuanto trabajo tiene, de mi tia Maribel, siempre tan cariñosa y animada, haciendo un montón de planes, de mi Abuela Maribel con una letra preciosa y un discurso totalmente lógico y correcto que me costaba recordar al verla hoy en día, pero sin duda la que más me ha impresionado ha sido una tarjeta de mi tío Carlos, desde el cesped de Central Park en Nueva York, esa ciudad que amo con todas mis ganas, y contandome que por fin lo había hecho, había ido a NY, y fue como tenerlos a todos conmigo un ratito, verme a mi misma con los ojos de la persona que recibió esas cartas que es bastante diferente de la persona que soy hoy , aunque con una base común y darme cuenta de que pocas cosas hay tan intimas y personales como la letra de una persona, rasgo que la define, precede,presenta y sobrevive. Ayer si noté que somos inmortales, totalmente inmortales, por lo que hacemos y por si a alguien se le olvida, por lo que escribimos, asi que haceros un favor y si quereis a alguien de verdad, pedidle que os escriba algo, una receta de cocina, un poema, una canción, una carta, algo , de forma que podais guardar ese secreto con esa persona para siempre, y por supuesto haced lo mismo por él/ella, escribidle algo, porque es la manera de perdurar y de que un día podamos pasar una tarde feliz rodeados de tinta y polvo, que es como un café con los que no podemos ver a menudo.